La Impaciencia en la Novela Romántica
Foto de los Muertos Crew |
Querida lectora:
La impaciencia es tal vez, de todas las emociones que se agitan en el amor, la que más consume. La impaciencia es la dificultad de tolerar la espera, es la imposibilidad de determinar con claridad cuál es el momento oportuno.
Impaciencia es ver pasar las horas lentas, es contemplar cómo el otro vive ajeno a tu tormento, o peor aún, sospechar que lo sabe y aun así no hace nada.
Pero pese a ser un padecimiento, es difícil negarle su dulzura y el valor de hacernos sentir vivos, con los sentidos alertas, la mente rápida y la pasión dispuesta a saltar por nuestra piel. La incertidumbre aumenta la recompensa y se convierte en la medida de nuestra futura felicidad o nuestra desgracia. ¡Es tan humano creer en su promesa!
Toda novela romántica que se precie tiene que jugar con la impaciencia, espolearla, hacer que la lectora llegue al final con la lengua afuera diciendo: no puedo más, di, te quiero.
La disonancia del amor, de Palmira Blum.
«No sabía qué sentir, qué esperar, sólo sabía que iba a verla. Se dirigió hacia la casa llevado por la emoción y se acordó de Yap, se frenó en seco.
–Yap, come –¡Dios! ¿Cómo podía olvidarse de atar al perro?
La asimetría del amor, de Palmira Blum.
«Mario se quedó ahí quieto, prefirió no seguirla no fuese a estropear más las cosas. Había querido que se sintiera mal como se sentía él por su deseo insatisfecho y lo había conseguido, hasta cierto punto en que ella se había dado cuenta, había reaccionado y se había defendido. ¿Acaso su chica era idiota? El único idiota era él. Si hubiera cerrado la boca, si le hubiera dado tiempo…»
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